sábado, 15 de marzo de 2008

Arte

Me gusta el Arte. A mediados de los 80 salí de la burbuja en la que estuve desde los cinco años. Mi primer día de instituto fue inolvidable por todas las emociones que viví. No conocía a nadie y nadie me conocía a mí. Por primera vez estaba con chicas en clase. Era un adolescente con las hormonas disparadas y yo las sujetaba con una gran dosis de timidez. Fui al baño y me encontré un grupo de punkies con crestas de colores. Chaval, ¿tienes papel? Me preguntaron. Les dije que no con la cabeza. ¿Había que traer el papel higiénico de casa? Me pregunté. A los pocos días entendí que era papel de fumar. Rockers, mods, siniestros, heavys, pijos y otras tribus se juntaban en los pasillos. En aquellos años escuchábamos música de grupos de la movida madrileña, a Loquillo, a Queen, eran los 80 de una España que también salía de su particular burbuja de una dictadura de cuarenta años. En la última planta estaba la radio de los alumnos, la pequeña capilla había sido reconvertida en gimnasio y la sacristía en vestuarios. Tuve profesores que me enseñaron a pensar, a tener mis propias ideas, a entender a Machado, la Ilustración francesa o el rozamiento de un cuerpo deslizándose por una pendiente. Uno de ellos, Pascual Aguelo, me transmitió su amor por el Arte y me hizo descubrir un lugar único de aquel instituto, la clase de Historia del Arte. Era una habitación de paredes y pupitres viejos, como todas las del edificio. Los cristales de las ventanas que daban a la calle estaban pintados de negro para poder ver bien las diapositivas que nos ponía del Partenón, de inmensas catedrales góticas, de esculturas renacentistas o de cuadros de Picaso. Uno de los cristales tenía un diminuto agujero en la pintura negra. Por él se colaba la imagen de la calle que se veía en el techo. Aquella clase era como una caja negra, donde podías ver coches y personas pasar. Era como dar clase dentro de una enorme cámara de fotos antigua. Ahora ese enorme edificio ya no es un instituto, ya no se habla de literatura, de historia, ya no se hacen programas de radio, y nadie te pide papel de fumar en el baño. Y sobre todo ya no existe aquella cámara de fotos gigante donde un profesor consiguió que hoy, veinte años después, pueda seguir diciendo que me gusta el Arte.

1 comentario:

Sofia Brito dijo...

A Arte é o ar que quero respirar ao longo das minhas vivencias.......
O que nos unio??? ou nos fez conhecer??? O gosto pela Arte!?
O gosto por utlizarmos nossa Arte...para transmitirmos as nossas emoções??? A nossa forma de nos agarrarmos a um passado e a este presente???
Beso de mariposa mais uma vez!

Ps. Não durmo.............me encanta!!!!!!! O que leio e releio!!