domingo, 18 de abril de 2010

Bombillas

Tenía un corazón-teatro. Un lugar en el que representar pequeñas funciones. Hace unos años una de las funciones no funcionó. La actriz principal se largo de gira con una gran compañía. Bueno no creo que sea una gran compañía, pero le prometieron que vería mundo, que viajaría, que le darían los mejores papeles, le prometieron grandes noches, noches de aplausos y flores. Y se largó. Punto. No hay nada más que decir ni reprochar, así funciona esto. Me quedé con deudas, facturas, algún embargo y un sin fin de impuestos que pagar. Tuve que cerrar mi teatro. Eché la persiana y a otra cosa, mariposa. Hace no demasiado me acerqué por el teatro para ver si había alguna carta del banco y levanté la persiana. Me costó hacerlo, le hacía falta un buen chorro de aceite a esa persiana con forma de corazón. ¿Para qué quiero yo ese teatro? fue lo primero que me pregunté cuando vi la oscuridad de la sala y los carteles de la última función tirados por el suelo. Así que puse un anuncio en el periódico: "Cambio teatro por casa en un árbol". Sí, casa en un árbol. Es lo que siempre he querido tener. Vivir en una pequeña casa de madera a cinco metros del suelo. Un tipo me llamó enseguida. Ahora tengo un corazón-casa en un árbol. Puse una escalera para que puedas subir, para que vengas a verme, para que te quedes a dormir. La casa no tiene persianas que bajar ni que subir. Tengo vecinos. No están fijos en el árbol. Durante el invierno se van a tierras más cálidas y vuelven por primavera. Por la mañana me despiertan pronto con sus cantos, pero no me importa, no molestan. Y por las noches, cuando te acercas por mi casa y oigo como subes la escalera de madera, para que no te caigas, te enciendo las bombillas de colores que no venden en Ikea. Tal vez un día, el árbol se seque o sea expropiado por la construcción de una carretera, pero hasta entonces, encenderé cada noche las bombillas de colores para que no dejes de verlo.

2 comentarios:

Ada Red dijo...

Vuelves fuerte!
El microrrelato delicado y entrañable y la música -para mí un descubrimiento- emocionante, emocional y redonda.
Gracias!

Unknown dijo...

Yo, en mi corazón, tengo un pájaro azul, que a menudo me invita a volar, que me rescata cuando me aferro a cosas que no marchan y por ello me hacen sufrir, que me susurra 'despréndete y vuela'...
En mi corazón no tengo casa, no tengo ciudad, no tengo país... tengo la única esperanza de un alma prometida que todavía no diviso ni a lo lejos... y el consuelo de ese pájaro azul que me guía...
Sin embargo a veces desconfío de él. A veces pienso que me engaña... que tengo que dejar de volar, que tengo que perseverar para construir... ambos caminos los he probado ya y todavía no sé cuál es el correcto... quizá sea sólo cuestión de andar en la mediana de ambos hasta que algo me invite realmente a decidir, hasta que encuentre unas bombillas de colores en la oscuridad y que sepa con certeza que están ahí para mi...

Siento que a esa actriz sea la avidez la que haya habitado su corazón... me alegra saber que ahora tus vecinos cuidan de ti y que por las noches tengas visita... dulces sueños querido amigo...