ME GUSTA el periódico. En mi habitación tengo una estantería con forma de escalera. En las tres baldas hay una caja de rayas de colores, una planta de Ikea, velas, tres rosas secas amarillas de un rosal que yo planté y un pequeño equipo de sonido que me trajo mi padre a casa. Todos los días compra el periódico y recorta los puntos regalo que salen. Si juntas no se cuantos y además pagas no se cuantos euros, consigues cosas como el pequeño equipo de sonido que me regaló mi padre. Algunas noches, cuando me voy a la cama, lo enciendo y pongo algún CD para que la música sea lo último que oiga en el día. Tiene una pequeña pantalla azul con una débil luz que crea una sombra curiosa con la lámpara de tela árabe que cuelga del techo. Un extraño personaje al que le doy las buenas noches cantando en silencio. Cuando llegan los fantasmas a mostrarme cosas que duelen, mi amigo, el extraño personaje del techo, los invita a bailar. Los fantasmas se olvidan de mí, de lo que venían a mostrar y bailan al ritmo del piano de Keith Jarrett, de la voz sentida de Concha Buida o de las nanas de Albert Plá. Bailan y se ponen contentos, bailan y ríen, bailan y no me molestan. En el periódico lo anunciaban como un equipo de sonido, pero mi padre, sin saberlo, me regaló una máquina que hace bailar a los fantasmas.
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